Maria se puso en contacto conmigo porque necesitaba un cambio en el hogar que ella y su madre compartían. Estaban en un momento vital delicado y querían con la reforma conseguir un espacio alegre, funcional, cómodo, más actualizado y que les aportara una motivación extra en su día a día y mayor bienestar.
Confió 100% en mí a lo largo de todo el proceso y este es el resultado. Gamas en beiges y marrones mezclados con madera y blanco. Un punto a destacar es el empleo de cerámica con motivos clásicos que rompen la neutralidad general de los espacios como el frente de cocina de tartán y los azulejos del baño en tonos azules. Estos, combinados con elementos nobles como la madera, aportan calidez a las dos estancias.
La apertura de un cerramiento con carpintería blanca lacada en el pasillo, junto con la apertura de dos puertas con hojas acristaladas de acceso a la cocina, hacen del pasillo y del recibidor estancias más luminosas conectando y amplificando visualmente el espacio.
Fotografía: Natalia Michelena